domingo, 27 de abril de 2014

17 de Abril de 2014

Muchas cosas se pueden contar de nuestro regreso.

Los nervios y el cansancio me acompañaron sin darme tregua.

Salimos del hotel a las once de la noche, cargados con las maletas, bolsas de manos y con unos niños que, aunque conseguimos que hicieran una siesta tardía, a esas horas estaban bastante cansaditos.

Llegamos pronto al aeropuerto, el guía nos dejó y se fue.. allí esperamos para dejar maletas y lo más importante: pasar la aduana.

Oye! Qué no entendían porqué el peque no tenía el sello de entrada: “mire señor, que este niño no ha entrado en el país, que este niño ya estaba aquí…”

Y cómo decirlo con la mímica??, porque no sabían inglés.. Pues sacando la Sentencia, certificados de nacimiento… y llaman a otro señor de la ventanilla de al lado.. y miran papeles, y nos miran a nosotros, y miran a los niños, y vuelven a hablar entre ellos, y de nuevo nos miran, … y yo le decía a Tito llama al teléfono de urgencias que nos dieron los de la embajada!! Y ellos decían que no…

Así, hasta que, quién sabe porqué, nos dejaron pasar!!

Y larga espera con sueño en el aeropuerto, y vuelo largo hasta Estabul con Alejandro encima y taquicardia incluida.

Y larga espera en Estambul y como los dos habían dormido durante las cinco horas estaban como motos, felices, desayunando,.. yo no podía tirar de mí: perdí el “espíritu kazajo”.

Pero al mágico ocurrió cuando nos montamos en el avión que ponía: “destino Málaga”.. los nervios se disiparon, comí, descansé y sólo las ganas de llegar y soñar con ese aterrizaje me hacían sentir bien.

Paula Lu se encargó de contar a todos los que tenía a su alrededor que Alejandro era su hermano, que no se parecía a ella pero era su hermano porque tenían la misma mamá y el mismo papá…

Una hora antes de aterrizar los niños se despertaron, volvieron a comer, cambiamos a Alejandro, y mirábamos por la ventana viendo el paisaje.. cada vez más cerca..

Y cuando el piloto dijo: “comenzando el descenso”, yo cada vez me sentí mejor…, y Paula Lu decía “que baje ya que quiero ver a la abuelita, cómo tarda en bajar”…

El avión finalmente tocó tierra y Paula Lu y yo chillamos y con las niñas de delante aplaudimos… ¡¡¡Habíamos llegado a casa!!!.

Esta vez quisimos salir los primeros, ya nada podía pararnos.

Bueno, salvo la espera del carrito…

Ahora tocaba pasar la última frontera.. sin problemas.

Y antes de coger las maletas, a través de un cristal ví a mi Tía Tere, ¡¡y a mi madre!! Y a Ceci... y los abuelitos de Gata, y a Ade, Antonio, Adita.. Alejandro pegaba sus manitas al escaparate y tocaba las de Antonio.. Paula Lu tenía una sonrisa increible.. empezaron a aparecer sus amigos, allí estaban todos..

Y Tito llegó con las maletas…


… y por fin cruzamos la Puerta...





Esperando en Astaná para coger el primer vuelo



Segundo vuelo.






Cada vez más cerca!



y más cerca!



Hemos llegado!!















y ante un "oé, oé, oé!" bastante sonoro (como chillaban!!!)...
 cruzamos esa Puerta!!



































y en la puerta de casa...






Gracias a todos por este maravilloso recibimiento!!